domingo, 22 de agosto de 2010

CANTO E IMÁGENES DE LA BALLENA FRANCA AUSTRAL

En pocos días, a partir del 11 de septiembre, partiré por decima quinta vez consecutiva junto a mi colega e infatigable acompañante la profesora Andrea Feiguín
rumbo a Puerto Madryn, un verdadero segundo hogar, con los alumnos de 4ºaño del Colegio Santo Tomás de Aquino de la Universidad Católica Argentina.
Este tradicional viaje de estudios fue, año tras año, adquiriendo, cada vez más, un profundo sentido filosófico en el más hondo y puro sentido de la palabra.
La Patagonia en general y Peninsula de Valdez en particular junto con sus alrededores son, entre los horizontes infinitos del desierto y el mar, lugares únicos para el descubrimiento de la propia identidad. El omipresente viento, los cielos de un celeste inigualable en el día, que dejan paso a un sinúmero de brillantes constelaciones y estrellas por la noche. Cerro Avanzado en la cima de la tierra. El vacío que irrumpe en los acantilados.El amanecer, y el sol que brota de las aguas del Golfo Nuevo ahuyentando la oscuridad. La lengua de fuego que forjó Punta Tombo. El atardecer en Punta Ninfas...El oceano.
Y las tradiciones de los hombres, tehuelches,criollos y galeses que se aferran a la tierra junto a choiques, huanacos, zorros, pichis y la mara, princesa de la estépa, apartece todo un mundo que desde el mar se nos acerca.
Los pinguinos de Magallanes, lobos marinos, petreles gigantes, cormoranes y elefantes que del abismo más profundo(hasta 1500 mts. ellos bucean) hasta nuestras costas navegan, conforman la corte de nobles, vasallos y orcas guerreras , de la gran ballena.
La Ballena Franca Austral que posee, al decir de Roger Payne, "un poder sin agresiones". Su calma y su andar pausado que pude, y al Señor doy gracias, percibir bajo una de ellas, en un buceo inolvidable. Su gran tamaño y sus saltos que mojaron mi rostro. Sus crias y las colas que sobre el mar derivan. Su mirada... Permiten que cada hombre que viva la experiencia de pasar tan sólo, embarcados o en la costa del Doradillo, un instante con ellas no lo pueda olvidar por el resto de su vida. No pueda dejar de aproximarse al mar sin otear el horizonte en su busqueda, añorando su presencia.
Tiene que estar muy frío y cristalizado el corazón que no se abra de par en par en el encuentro. El alma se regocija ante tanta grandeza y de lo más profundo surge nuestra necesidad de alabanza y trascendencia. Es nuevamente Dios el que nos habla dejandonos sus pisadas en la arena y en el silencio de Puerto Pirámides. De las profundidades del buceo surge una oración callada de quién buscarlo en la naturaleza no tema.
Un nuevo viaje a Madryn. Objetivos. Pocos y sencillos: encontrarse con Dios, con uno mismo y con ballenas.

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