«La iglesia Católica no mira
nunca a derecha o a izquierda, sino hacia Arriba. En otras palabras, la Iglesia
no es un vehículo del conservadurismo o del liberalismo, del capitalismo o del
socialismo, sino un vehículo del catolicismo. Cualquiera que piense o crea otra
cosa ha malinterpretado con toda seguridad la enseñanza y el propósito de la
institución que nos dejó Jesucristo».
Así comienza el brillante
artículo escrito por Michael Coren en el periódico digital The Catholic World
Report. Todo con motivo de la elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio como
nuevo Pontífice, a quienlos comentaristas ya han «intentado adaptar a su propia
imagen».
El Papa Francisco, amigo de los
pobres; el Papa Francisco, defensor del matrimonio; el Papa Francisco, jesuita;
el Papa Francisco, clérigo ortodoxo; el Papa Francisco, crítico de la
globalización desenfrenada; el Papa Francisco, defensor del no nacido. Y así,
una etiqueta detrás de otra. ¿Pero quién es él realmente?
«Una paradoja Chestertoniana»
Como dice el autor del artículo,
el Papa Francisco no es alguna de ellas, sino todas ellas. «Y ésta es la
auténtica quintaesencia de la fe: una dualidad gloriosa, una combinación
impoluta, una paradoja Chestertoniana de verdades simultáneas. Es un concepto
difícil para los que chapotean en la fangosa piscina de las políticas banales,
pero obvio para los seguidores de Cristo».
Imposible de entender para
muchos, lógico para otros: no hay ninguna contradicción entre el
conservadurismo moral y la preocupación por los más pobres. Los católicos no lo
ven como lo segundo como una contradicción de lo primero, sino como una
consecuencia lógica. La fe llevada a las obras.
«Y en ningún sitio mejor
presentado que en la brillante yuxtaposición de la imagen del Papa Francisco en
Argentina lavando y besando los pies de un hombre moribundo por el SIDA, pero
también oponiéndose con fuerza a los intentos del Gobierno por permitir el
matrimonio homosexual y la adopción por parte de las parejas del mismo sexo»,
confirma el autor.
El Evangelio de la adúltera
Consideremos el Evangelio de
Jesús y la mujer sorprendida en adulterio. Uno de los pasajes más citados y
repetidos, «muchas veces utilizado por los liberales que quieren silenciar a
los cristianos que ofrecen una opinión en temas morales».
Ellos interpretan que Cristo le
dice a la gente que no juzgue, que no tenga un punto de vista. Absurdo, por
supuesto, porque Él opina en numerosas ocasiones.
«No, la historia en realidad va
sobre hipocresía y el juicio hacia los demás». La multitud está decidiendo si
Jesús es un legalista o un reformador. ¿Qué es? Ninguna de las dos cosas. Él
expone los auténticos motivos de quienes pretenden apedrearla, pero después le
dice a la mujer que está perdonada, pero que no debe volver a comportarse
igual.
«Tú eres amado, ahora estás
limpio, pero a cambio tienes que intentar ser mejor, vivir una vida mejorada.
Éste es el corazón del sacramento de la Confesión, y la clave para entender
completamente a nuestro nuevo Papa».
La furibunda reacción de los
medios
Pero el mundo rara vez intenta
ser comprensivo. Primero juzga, y después, a veces, rectifica. De hecho, la
luna de miel duró poco: apenas un par de horas después de la elección del
cardenal Jorge Mario Bergoglio, el diario británico The Guardianpublicó un
reportaje en el que aseguraba que el prelado argentino, lejos de ser un amigo
de los pobres, había apoyado el fascismo durante la dictadura argentina y había
permitido el secuestro de varios sacerdotes jesuitas, entre otras cosas.
Tras el tabloide británico fueron
el New York Times y el Washington Post. Y después de ellos, el resto de los
grandes medios de comunicación de todos los países. Ya habían encontrado lo que
buscaban.
Por suerte, El Vaticano dio una
respuesta clara y contundente: « “La campaña contra Jorge Mario Bergoglio es
bien conocida y se remonta ya a diversos años. [...] El cariz anticlerical de
esta campaña y de otras acusaciones en contra de Bergoglio es notorio y
evidente». Después, pasa a desmentir todas y cada una de las acusaciones queThe
Guardian había realizado en contra del nuevo Papa.
«Para comprender la total
hipocresía», argumenta Coren, «es necesario recordar que cuando Margaret
Thatcher como Primera Ministro condujo a Gran Bretaña contra la junta del
General Galtieri en Argentina, fueron los periodistas de izquierdas que ahora
atacan al Papa (por estar supuestamente a favor de la dictadura) los mismos que
entonces condenaron a Thatcher por defender las Falklands contra las tropas
fascistas».
«Aun así» concluye el periodista,
«no asuma que este es el último ataque. Benedicto XVI era alemán así que, de
acuerdo con la prensa, tenía que ser nazi; el Papa Francisco es argentino así
que, de acuerdo con esta misma prensa, tendría que ser partidario del
autoritarismo. Sin lugar a dudas, los recelosos de siempre encontrarán nuevas
piedras que arrojar contra el Papa y la Iglesia. Cuanto más éxito tenga el
Papa, más atacado será. En otras palabras: decir la verdad tiene
consecuencias».
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